Hoy Me Siento Así

No sabría si correspondería iniciar con un buenos días, buenas tardes o buenas noches, ya que desconozco el momento en que decidas leer este blog; sin embargo, lo que sí tengo claro es que esta idea nace como un espacio personal, una especie de desahogo digital en medio del caos cotidiano, no con la finalidad de ofrecer respuestas ni mucho menos aparentar que tengo la vida resuelta, sino más bien con la intención sincera de dar voz a pensamientos que, en muchas ocasiones, resultan difíciles de compartir en voz alta, porque, admitámoslo, atravesar la adolescencia o la juventud en estos tiempos se asemeja a un viaje incierto, donde el rumbo no siempre está claro, las emociones se entrecruzan sin previo aviso y muchas veces uno no sabe si está avanzando, retrocediendo o simplemente dando vueltas sin saber si va o viene. Este blog nace justamente de eso que muchos sentimos pero que pocos dicen: a veces estamos felices y no entendemos por qué, otras veces estamos tristes y tampoco sabemos la razón, y hay días en los que simplemente no sentimos nada, y eso también pesa. Escribo desde ese lugar en el que una se cuestiona todo, donde el caos mental y emocional se vuelve rutina, y en el que a veces solo necesitamos ponerle palabras a lo que llevamos dentro. Aquí no hay filtros, ni pretensiones, ni ganas de sonar adulta, seria o perfecta, solo soy yo intentando hacer catarsis, entenderme, y quizás conectar con alguien más que se sienta igual. Así que, si tú también has estado en ese punto raro de no saber si estás bien o mal, si vas hacia algo o estás estancado, si te sientes confundido, cansado, con ganas de reír sin razón o simplemente existiendo, te doy la bienvenida, porque este espacio es tan tuyo como mío.

A ver, empecemos desde lo real, seguro más de una vez has escuchado eso de “ay, qué exagerados los adolescentes”, como si sentir fuera un drama innecesario, pero no es drama, son emociones en 4K, todo se vive al máximo: lo bueno, lo malo, lo que no entendemos, estamos creciendo en un mundo que nos exige un montón, pero que casi nunca nos enseña cómo manejar lo que sentimos. Escribir esto me alivia, me da palabras para lo que a veces solo pesa por dentro, porque hay días en los que el corazón se acelera, la mente se apaga y lo único que quiero es desaparecer un rato, sin saber muy bien por qué. Y cuando intento explicarlo, muchas veces me dicen que lo estoy exagerando o que ya se me va a pasar, pero no se dan cuenta de que eso también duele, que a veces lloro sin una razón clara, que sonrío por una canción, por una mirada, por un mensaje inesperado, ya sabes cosas pequeñas que en ese momento lo son todo, y eso también es sentir, y está bien. Sentir no es ser débil, sentir es ser humano y buen ser humano, a veces, duele, pero también puede ser hermoso cuando alguien te entiende. uno de cada siete adolescentes vive con un problema de salud mental diagnosticado; hablar de ello reduce la carga emocional y mejora la autoestima (Organización Mundial de la Salud, 2023). No quiero que este espacio sea para esconder lo que duele, sino para soltarlo sin miedo, porque a veces, solo necesitamos que alguien nos lea y nos diga: “yo también sentí eso”. Y eso, aunque parezca poco, ya cambia todo, claro, no lo soluciona, pero hace que no se sienta tan pesado. 

Hay días en los que me levanto sin reconocer ni mis propios pensamientos, como si estuviera cambiando más rápido de lo que logro entender, y me pregunto quién soy, quién quiero ser y si realmente hay espacio en el mundo para alguien como yo. No es una crisis existencial, sino simplemente crecer, dudar y reconstruirme, sentirme rara, distinta, incompleta; todo eso también forma parte del proceso, y no quiero tenerlo todo claro todavía, solo deseo tener el valor para seguir buscándome, incluso cuando me pierdo un poco en el camino. Como nos recuerda Carl Jung, quien mira hacia afuera, sueña; quien mira hacia adentro, despierta(Jung, 2006), y yo intento eso, despertar un poco cada vez que escribo lo que siento, porque, aunque no tenga todas las respuestas, al menos tengo este espacio para preguntarme lo que nadie más me pregunta: ¿cómo estás de verdad? Por eso, a veces perderse es parte de encontrarse, y en ese proceso está la posibilidad de crecer, aunque duela un poco.

Además, muchas veces siento que tengo que ser la fuerte del grupo, la que escucha, la que anima, la que “puede con todo”, y aunque me nace cuidar a los demás, hay momentos en los que también necesito que alguien me cuide a mí. Llevo mochilas emocionales que no siempre me pertenecen, me duele lo que les pasa a mis amigas, me quedo pensando en sus problemas y me callo los míos para no incomodar, y eso pesa, mucho. La escritora Clarissa Pinkola Estés lo explica muy bien cuando dice que el alma no puede prosperar si estamos constantemente absorbiendo la energía emocional de los demás sin limpiar la nuestra(Estés, 2003), así que este espacio me recuerda que no tengo que cargar con todo, que está bien soltar, descansar y decir “hoy me duele a mí”, porque no siempre tengo que ser soporte, a veces también soy la que necesita sostén. De este modo, aprender a cuidar mi propia alma es tan importante como cuidar a los demás, y aunque a veces se siente egoísta, es necesario para seguir adelante con fuerza.

¿Sabes que no todo se dice con palabras?, porque a veces lo que siento no cabe en ellas, lo digo en canciones, en fotos movidas, en silencios largos, decir que mi playlist sabe más de mí que muchos conocidos, no todo lo que escribo tiene forma de poema; a veces solo dejo una frase, una imagen, un audio, porque eso también es parte del lenguaje emocional. Y sí, se vale sentir cosas que no sabemos cómo explicar, como dice Brené Brown, la vulnerabilidad suena a verdad y se siente a coraje; no siempre es cómoda, pero nunca es debilidad (Brown, 2015). Mostrarme vulnerable no es fácil, pero aquí no tengo que fingir, aquí puedo llorar, reír, romperme un poco y volverme a pegar, la música, los colores y las frases sueltas en notas del celular también cuentan mi historia, y aunque a veces nadie más las entienda, yo sí, y eso basta.

Bueno, pero por hoy eso es todo lo que quería soltar, porque a veces solo necesitamos este respiro, este espacio donde escribir lo que duele o lo que alegra, sin miedo a que alguien nos diga que exageramos. Si llegaste hasta aquí, gracias por leer con los ojos y con el alma, porque no siempre se trata de entender todo, sino de acompañar. Como escribió Rainer Maria Rilke,ten paciencia con todo lo que no está resuelto en tu corazón e intenta amar las preguntas mismas (Rilke, 2003), y creo que eso intento hacer, amar mis dudas, mis vacíos y esos días en los que no sé ni qué siento, pero igual sigo.

Nos leemos pronto, con otra de esas emociones que no caben en un solo texto, pero que igual merecen ser contadas.

Escrito por: Katia Uriol

BIBLIOGRAFIAS: 
- Brown, B. (2015). Daring greatly: How the courage to be vulnerable transforms the way we live, love, parent, and lead. Penguin Books.

- Estés, C. P. (2003). Mujeres que corren con los lobos: Mitos y cuentos del arquetipo de la mujer salvaje (9.ª ed.). Ediciones B.

- Jung, C. G. (2006). El hombre y sus símbolos (6.ª ed.). Paidós.

- Organización Mundial de la Salud. (2023). Salud mental de los adolescentes. 

- Rilke, R. M. (2003). Cartas a un joven poeta (J. L. Borges, Trad.). Ediciones Siruela. (Obra original publicada en 1929)




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