De mí, para mí: porque sí
Hola, no sé si son buenos días, buenas tardes o buenas noches; sólo sé que este momento, esta lectura, este suspiro entre palabras, es un regalo de mí, para mí, porque sí, porque hoy decidí que merezco escucharme, merezco sentirme, merezco hablar, aunque lo haga con el alma rota, aunque nadie escuche, aunque en ocasiones parezca que no tiene sentido. Hoy vengo a contarles por qué esto, justo esto, es un acto de amor propio, y por qué, al nombrarlo, lo vuelvo un regalo. Hoy, 30 de mayo, escribo con el corazón en la mano, no por impulso ni por debilidad, sino porque comprendí que, aunque la vida te sacuda, aunque las palabras de otros hieran más que cualquier golpe físico, una debe aprender a ser fuerte, no por apariencia, no por presión, sino por dignidad, por respeto a una misma, por amor. Porque, aunque hay comentarios que calan profundamente, aunque a menudo nuestro silencio sea malinterpretado, debemos recordar que no todo merece respuesta, que no todo lo que dicen define quiénes so...